El CDTI promueve la colaboración tecnológica con Chile

El CDTI promueve la colaboración tecnológica con Chile
Francisco Sánchez Quintana, Delegado del CDTI en el Cono Sur de América

Las relaciones entre Chile y España son profundas y amplías, compartiendo ambos países además de un idioma común, costumbres y lazos culturales a través de los distintos intercambios y flujos migratorios acontecidos no solo a lo largo de la historia, sino también en nuestros días.

España es hoy día uno de los principales inversores en Chile, con pequeñas y grandes empresas que están presentes no solo en el ámbito de las grandes concesiones públicas en las que Chile ha sido un país destacado y pionero a nivel mundial, sino también en los distintos sectores productivos. A ello, se suman y destacan, de manera inherente, las relaciones en el ámbito teatral, de las letras y la cultura en general, como también en el ámbito científico y tecnológico con importantes y estrechos vínculos en el medio académico, siendo importantísimo no solo el número de estudiantes que realizan y complementan sus estudios mediante intercambios y estadías a ambos lados del Océano Atlántico, sino también el número de profesores y científicos que participan de dichos flujos de intercambio y programas de colaboración cobijados bajo el Memorándum de Entendimiento sobre Cooperación Científica y Tecnológica firmado en el año 2003 y el Acuerdo de Reconocimiento Mutuo de Títulos Universitarios suscrito en 2017.

Chile ha experimentado una transformación económica y social muy importante en los últimos 40 años basada, principalmente, en el fuerte flujo de inversiones extranjeras. Sin embargo, a día de hoy, el país tiene por delante importantes desafíos y retos, algunos de los cuales vienen dados, en parte, por la necesidad de incorporar un mayor valor agregado en la transformación de sus productos y mejorar la productividad en sus procesos productivos, haciéndolos más competitivos. En gran medida, estos desafíos tienen su respuesta en el avance científico y tecnológico y su real impacto en el desarrollo económico y social del país.

Ecosistema de innovación de Chile

Chile ha tenido en las dos últimas décadas un cambio importante en su ecosistema científico y tecnológico, evolucionando y progresando desde un punto de vista orgánico e institucional, con un aumento no solo en el número de centros e investigadores, sino también ampliando las disciplinas de investigación con una masa crítica de investigadores de relevancia.

Cabe destacar, también, el incremento en el presupuesto para los distintos programas de Ciencia y Tecnología que se ha traducido en un ratio creciente y destacado de productividad por investigador.

El país cuenta con más de 60 universidades, de las cuales más de la mitad realizan actividades de investigación y docencia de posgrado, 36 institutos de investigación científica y tecnológica y numerosos observatorios astronómicos que, en conjunto, agrupan a más de  9.200 investigadores. A esto, hay que añadir 12 centros regionales de I+D y otros centros creados por empresas como Telefónica, Aguas Andinas, Pfizer, BHP, Inria, Aquapacífico, Leitat, etc., que generan conocimiento y servicios tecnológicos desde y en interrelación con la demanda y las necesidades empresariales.

Este ecosistema se complementa, además, con incubadoras y centros de innovación como el de la Universidad Católica (Angellini) o el 3IE, de la Universidad Técnica Federico Santa María, por citar solo dos de los más importantes. Tampoco debemos olvidarnos de los distintos hubs macrorregionales de transferencia tecnológica que se han creado con el apoyo de la Administración Pública; ni de algunos centros del ámbito público, como el Instituto Forestal y el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, entre otros.

Si bien Chile cuenta, actualmente, con 1,1 investigadores por cada 1.000 trabajadores, cifra aún alejada del 8,6 que representa la media de la OCDE y de casi el 8% de España, es destacable la labor que se ha realizado en los últimos 10 años por incrementar la masa crítica de investigadores a través del Programa Becas Chile con el que se ha financiado a cientos de jóvenes investigadores para que realicen sus programas de doctorado en las mejores universidades del mundo.

Por otra parte, en 2018 el gasto en I+D representó un 0,35% del PIB, aún muy por debajo de la media de la OCDE (2,40%), con un aumento nominal de 28.473 millones de pesos respecto a los 640.078 millones que alcanzó la cifra de gasto en el año 2017.

En el ámbito empresarial, las compañías apenas representan el 30% de la ejecución de ese gasto y aunque se ha experimentado un crecimiento en el número de pequeñas y medianas empresas que realizan actividades de I+D, según los datos preliminares de la IX Encuesta de Gastos en I+D que realiza el INE (Instituto Nacional de Estadística), en 2018 disminuyó, en términos globales, el número total de compañías dedicadas a la I+D pasando de 921 en 2017 a  881 en 2018.

En cuanto al número de patentes, en 2019 se solicitaron 3.238 en línea con la tendencia creciente que se viene produciendo desde el año 2017.

En este proceso de impulso a la innovación me gustaría destacar que en 2018 se creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación como un elemento decisivo de la política científica y tecnológica de Chile. Este organismo, articulador y ejecutor de los diferentes programas e instituciones chilenas, tiene como objetivo fundamental promover la ciencia y la tecnología para que tengan un gran impacto en el progreso económico y bienestar social de este país.

Más de 100 proyectos de colaboración tecnológica empresarial

España no ha sido ajena a la evolución que Chile ha tenido y sigue experimentando en el ámbito científico y tecnológico. El CDTI, como organismo impulsor de la I+D+i empresarial en nuestro país, viene desempeñando, desde hace años, una activa labor de información, asesoramiento y concesión de ayudas para aquellas empresas españolas que quieran desarrollar proyectos tecnológicos en cooperación con compañías chilenas.

Para aquellas empresas españolas que estén interesadas en desarrollar un proyecto tecnológico en colaboración con empresas y entidades de Chile, el CDTI pone a su disposición un tipo de ayudas orientadas al desarrollo de una nueva tecnología o innovación en producto, proceso productivo o servicio.

Estas ayudas se contemplan en la tipología denominada Proyectos de I+D de Cooperación Tecnológica Internacional. Las empresas españolas pueden llegar a obtener una ayuda en forma de Tramo No Reembolsable de hasta el 33% del presupuesto financiable español, siempre que su propuesta haya obtenido, previamente, la certificación de Proyecto Internacional.

Además, el CDTI ha establecido acuerdos de cooperación tecnológica con numerosos países del mundo entre los que se encuentra Chile. En este marco de cooperación internacional se enmarcan los Programas Bilaterales.

Se consideran proyectos bilaterales aquellos en los que tanto el CDTI como su organismo análogo internacional han firmado, conjuntamente, certificados que acreditan que estos proyectos han seguido los procedimientos y procesos de evaluación internacional acordados.

El CDTI también ha suscrito diversos convenios y programas de colaboración con el país andino que favorecen el proceso de internacionalización de nuestras empresas.  Así, por ejemplo, en el año 2000 este organismo firmó un convenio de colaboración e intercambio de personal con FONDEF-CONICYT que se amplió en 2010 con la firma de un nuevo convenio con la agencia CORFO, adscrita al Ministerio de Economía, Fomento y Turismo de Chile.

Ambos convenios, unido al fomento de la participación de las empresas de ambos países en los programas de colaboración CYTED- IBEROEKA y la incorporación de Chile al programa EUREKA, han propiciado el desarrollo de más de 100 proyectos de colaboración tecnológica en distintas áreas, especialmente las relacionadas con las ciudades inteligentes, biotecnología y salud, alimentos, medio ambiente, transporte, etc. Algunos de estos desarrollos, que han sido financiados por el Programa de Alta Tecnología de CORFO, han tenido importantes impactos positivos para la remediación de suelos contaminados por la actividad minera, la producción de frutas, la mejora la calidad de las cerezas, y la implantación de nuevas técnicas de pavimentos asfálticos, por ejemplo.

En estos últimos años, las empresas españolas que han invertido en Chile han desempeñado un importante papel. Estas inversiones se han realizado por medio de la transferencia de tecnología asociada a las inversiones realizadas, y también mediante tecnologías que han sido desarrolladas, conjuntamente, con universidades y los centros tecnológicos locales de este país

Pero no solo debemos mencionar al tejido empresarial español. Reconocidos centros tecnológicos españoles como CETAQUA, LEITAT y EURECAT están forjando un enlace decisivo para el desarrollo y la transferencia del conocimiento entre las universidades y el sector productivo chileno.

En este ámbito de cooperación hispano-chilena, numerosos centros y universidades de ambos países colaboran por crear el Instituto de Tecnologías Limpias y el Centro para el Desarrollo de la Electromovilidad, en Chile.

En definitiva, Chile, uno de los mercados más liberalizados de América Latina, sigue ofreciendo grandes posibilidades para aquellas compañías españolas con inquietud innovadora. Desde el CDTI continuaremos apoyando al tejido empresarial español para facilitar la cooperación  tecnológica con este país andino.

El CDTI

El CDTI es el órgano de la Administración General del Estado que apoya la innovación basada en conocimiento, asesorando y ofreciendo ayudas públicas a la innovación mediante subvenciones o ayudas parcialmente reembolsables. El CDTI también internacionaliza los proyectos empresariales de I+D e innovación de empresas y entidades españolas y gestiona la participación española en los organismos internacionales de I+D+I, como Horizonte2020 y Eureka, y en las industrias de la Ciencia y el Espacio. Adicionalmente, a través de la iniciativa Innvierte Economía Sostenible, apoya y facilita la capitalización de empresas tecnológicas.

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